Poco después que la Administración Distrital pusiera sobre la mesa la posibilidad de cambiar el color de la flota de Transmilenio, de acuerdo con su estándar de emisión, EL NUEVO SIGLO le consultó la propuesta a varios concejales que, aunque todos ellos son de colectividades ideológicamente opuestas, coincidieron en que esta es una medida costosa y que no mejorará un servicio que demanda muchas mejoras.
Lo que la Alcaldía propone es pintar de amarillo los buses Euro V con filtro y Euro VI (que actualmente usan diésel) y de verde fluorescente los de cero emisiones, es decir, los que son a gas o que eventualmente serán eléctricos. En términos reales, ¿qué tan beneficioso sería para la ciudad cambiar el tradicional rojo, con el que ya se caracteriza una marca que está por cumplir dos décadas, y qué tan lógico es invertir en una transformación puramente estética?
Por su parte, el concejal del partido de La U, Rubén Torrado, coincidió en que esta medida no está orientada a mejorar el servicio y la infraestructura de Transmilenio; considerando además, que este es un sistema que hoy está colapsado y frente al cual los usuarios lo que están pidiendo es un mejor servicio, “esto es una banalidad. Esa es una inversión que se tiene que hacer en el sistema como tal, para mejorar el transporte de la ciudad y de sus usuarios”, precisó.
Incluso, Torrado se refirió a la apremiante necesidad de mejorar las condiciones laborales de esas personas que operan el sistema como tal y que han venido haciendo una serie de denuncias ante el Concejo, las cuales son muy serias.
“Son personas que se sienten explotadas, a quienes ponen a trabajar más del tiempo establecido; que demandan mejores condiciones laborales para que tengan por lo menos, baños en las estaciones de Transmilenio. Que hagan esa inversión las empresas operadoras, pero es una banalidad por parte de la Administración querer cambiar el color de los buses, y ahora a verdes”, puntualizó Torrado.